Por qué necesitamos espacios para el pensamiento crítico en Iberoamérica

Después de años formando funcionarios públicos, políticos y ciudadanos en toda Iberoamérica, en DUX, Escuela de Gobierno,
hemos llegado a una convicción: la diferencia entre las democracias que
prosperan y las que se erosionan no radica en sus sistemas electorales,
sino en la capacidad de sus ciudadanos para pensar, cuestionar y
reimaginar constantemente su papel en la sociedad.

Por eso creamos este espacio. Porque creemos en las conversaciones profundas, en el intercambio de perspectivas y en la construcción colectiva de soluciones más inteligentes para los desafíos públicos que enfrentamos como región.

El asombro como punto de partida

Aristóteles lo intuía: el asombro es el origen del pensamiento. Pero en el siglo XXI, el asombro ciudadano está en crisis. Estamos saturados de información fragmentada y algoritmos que confirman nuestros sesgos. Algunos hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante el día a día político y las noticias internacionales: ¿Por qué funciona así el sistema internacional? ¿Por qué esta pasando en Ucrania y en Gaza, lo que esta pasando? ¿Por qué la región de América Latina sufre tanto en su proceso de desarrollo económico? ¿Por qué la impunidad y la corrupción? ¿Qué hacer para frenar la debilitación de las instituciones y de los mecanismos que garantizan la separación de poderes? ¿Qué impacto real tiene mi participación?

En nuestro trabajo educativo (Maestrías Ejecutivas y Soluciones Integrales para la administración pública) con líderes de España, República Dominicana, Venezuela, Costa Rica, Guatemala y Panamá, hemos observado que la cultura regenerativa en la esfera pública comienza cuando los ciudadanos conscientes recuperamos el asombro sistemático ante nuestra propia capacidad de agencia democrática.

 

Más allá de Dunning-Kruger: hacia el perspectivismo consciente

El efecto Dunning-Kruger explica por qué tantos debates públicos se estancan en posiciones superficiales: utilizamos los mismos instrumentos limitados para evaluar nuestras propias opiniones políticas. El ciudadano consciente opera desde el principio opuesto: mientras más comprende la complejidad de los problemas públicos, más consciente se vuelve de lo que no sabe.

Cuando reconocemos que nuestras primeras intuiciones sobre política pública pueden estar incompletas, nos abrimos al diálogo genuino. Cuando admitimos que la realidad social es más compleja de lo que cualquier ideología puede abarcar, comenzamos a construir soluciones realmente efectivas.

Ortega y Gasset nos enseñó que la realidad se revela a través de múltiples perspectivas. En la vida pública, esto significa que la verdad sobre los problemas sociales solo emerge cuando integramos múltiples puntos de vista: diferentes generaciones, diferentes experiencias políticas, miradas urbanas y rurales, etc.

El ciudadano de hoy debería entender que su perspectiva, por válida que sea, es solo una pieza del paisaje democrático completo. No busca imponer su visión, sino contribuir a una comprensión más rica de la realidad social. Esta comprensión perspectivista distingue al ciudadano consciente del reactivo: mientras el segundo se aferra a su punto de vista como verdad absoluta, el primero busca activamente otras perspectivas para enriquecer su comprensión del bien común.

Sapere Aude: piensa por ti mismo

Kant nos desafió con “Sapere Aude”: atrévete a pensar1. En el contexto iberoamericano actual, esto significa atreverse a pensar más allá de las soluciones convencionales, atreverse a imaginar formas de vida pública que regeneren activamente el tejido social.

La mayoría de los ciudadanos vivimos en lo que Kant llamó “minoría de edad intelectual”

Esperamos que otros nos digan qué pensar sobre los

asuntos públicos. El ciudadano consciente evoluciona y se separa de esta
dependencia y desarrolla su propia capacidad de análisis crítico sobre
la realidad social.

Una democracia sana requiere ciudadanos que piensen por sí mismos para poder pensar genuinamente con otros. También
requiere mejorar la calidad de nuestras relaciones. Esto significa recuperar los rituales de encuentro ciudadano: conversaciones de barrio, debates públicos presenciales, espacios de deliberación donde las personas pueden matizar sus posiciones y encontrar convergencias.

Por qué este espacio, por qué ahora

 

 

En DUX, a partir de nuestra experiencia educativa, hemos confirmado algo: hay una necesidad inmensa de espacios genuinos para el diálogo. Los participantes en nuestros programas no solo buscan herramientas técnicas; buscan networking y comunidades donde puedan explorar las grandes preguntas sobre el futuro de nuestras democracias.

Este espacio nace de esa necesidad. Queremos crear un ecosistema donde facilitadores, consultores, coaches y ciudadanos comprometidos puedan intercambiar perspectivas, desafiar supuestos y construir juntos una visión más madura de la participación pública.

Por eso el 2 de septiembre celebraremos un conversatorio entre los facilitadores de nuestra Maestría en Economía Circular, Desarrollo Sostenible y Cultura Regenerativa. Porque creemos en estos rituales de encuentro y sabemos que tienen un efecto multiplicador en la calidad del debate público.

DUX ESCUELA DE GOBIERNO –

Sharon Aiko Manno

Mi especialidad es combinar estrategias de liderazgo multidimensional con enfoques innovadores en comunicación, colaboración y productividad.

Lidero la Escuela Europea de Gerencia para Iberoamérica, donde co-creamos soluciones estratégicas para empresas que buscan crecer de manera sostenible. Antes, y por muchos años, fui diplomática de carrera: estuve en NNUU, Japón y Australia (geopolítica, terrorismo y violencia política).